¡Muchas sombras y pocas luces para las madres dominicanas!

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Por: Comisión nacional de los Derechos Humanos 

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH-RD) en este Día de la Madre quiere abrazar idealmente y felicitar todas las madres de nuestro país, las que día a día hacen Patria, desarrollando esa tarea imprescindible que la naturaleza les exige y que consiste, mas allá de dar a la luz, en transformar una niña o un niño en una mujer y un hombre, en adultos y seres humanos conscientes y en ciudadanos honrados.
Sabemos muy bien que el cuidado de un niño no es y no debería ser solamente tarea de una madre, sino más bien es una obra conjunta de una pareja, que debería ser apoyada por el Estado con políticas sociales justas y progresistas. Sin embargo, hoy en día, son las madres las que llevan en sus hombros la parte más pesada de ese trabajo.
Un trabajo físico y emocional de gran importancia y muy difícil, a veces desgastante, que llena completamente sus vidas tanto en los momentos alegres cuanto en las circunstancias más difíciles. Y mucho más cuando la pareja se disuelve o el matrimonio se divide, o simplemente cuando termina un amor, son las madres las que siempre siguen cargando con la mayor responsabilidad de crecer los niños, de buscarles alimentos y protección, de garantizarles educación y salud.
En ese Día de la Madre en manera particular queremos valorar el coraje y la valentía de todas las madres solteras, las que día tras día siguen su lucha cotidiana junto a sus hijos; las que logran salir a cabeza alta de un entorno de violencia y de abusos y sin embargo deciden seguir adelante; las que han sido abandonadas antes por un hombre y luego por el Estado, que hoy en día es incapaz de darles apoyo y seguridad y garantizarles políticas sociales justas que les permitan poderse insertar en el mundo del trabajo sin tener que abandonar los niños en la calle.
Queremos recordar y agradecer, en ese Día de la Madre, a todas las madres dominicanas que son migrantes, extranjeras en otros países, que han tomado la decisión de cruzar mares y fronteras hacia países desconocidos donde buscar mejores posibilidades de vida para que sus hijos puedan crecer en su patria dignamente. Apenas podemos imaginar el sufrimiento de una madre que se ve en la obligación de dejar sus hijos y vivir lejos de ellos, lamentablemente la feminización de los flujos migratorios es una cruda realidad y un fenómeno siempre más frecuente.
Recordamos y agradecemos en este día a todas las madres que acompañan cotidianamente las luchas sociales y las reivindicaciones justas de nuestra sociedad, sacrificando por ello su tiempo y sus energías, porque cualquier lucha es incompleta sin el aporte de las mujeres. Estas madres a menudo son estigmatizadas por la sociedad en su conjunto, por haber dejado los niños y el cuidado del hogar y haber salido a la calle ocupándose en primera persona de la construcción de un país más justo.
Recordamos con mucho dolor, en el Día de la Madre, a todas las madres que han perdido su vida en el momento de dar la vida.

Todavía son altos y muy preocupantes los índices de mortalidad materna en nuestro país, que es definido por los organismos económicos y financieros internacionales como un país de ingreso mediano-alto. Según el Observatorio de Ejercicio Ciudadano de las Mujeres, que toma en cuenta datos del Sistema Nacional de Vigilancia de Epidemiologia y del Ministerio de Salud Publica en el año 2012, las muertes maternas fueron 175, de las que el 65,71% ocurridas entre mujeres de 13 y 29 años. El Informe 2012 del Centro de Estudios de Genero del Instituto Tecnológico de Santo Domingo considera el dato (159 por 100,000 nv) como “uno de los más altos de la región después de Haití, Guyana y Paraguay”, mientras que el Observatorio Político Dominicano releva que de las muertes maternas del año 2011, por lo menos el 44% eran evitables.

Y finalmente recordamos las madres que se han visto en la obligación de serlo, a pesar de una violación, de un abuso, de un momento de irresponsabilidad, de su joven edad, de las enormes dificultades económicas, a pesar de marginación, exclusión y pobreza, a pesar de no ser capaces de acudir a un niño tanto emocionalmente cuanto económicamente.
La maternidad debería ser una elección responsable, consciente y sobre todo libre de cualquier presión, tanto de la familia, cuanto de la iglesia, de la política o de los juicios de los vecinos. La maternidad no se debería jugar sobre el cuerpo y los sueños de una mujer y debería ser para cualquier madre, solamente un momento de alegría y júbilo y nunca un momento de preocupación y angustia.
Como Comisión Nacional de los Derechos Humanos, en tal sentido abogamos por política públicas que permitan y favorezcan una sexualidad responsable y protegida y defiendan los derechos humanos y reproductivos de cada mujer dominicana.

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