Empoderamiento de las mujeres, son 20 años que lo predicamos

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Han transcurrido ya vente años de la histórica Declaración y Plataforma de Acción de Beijing que representaba entonces  el compromiso de 189 países en la “lucha mundial contra las restricciones y los obstáculos al empoderamiento de las mujeres en todo el mundo”.

Prácticamente 20 años después,  “ningún país ha alcanzado la igualdad para las mujeres y las niñas y persisten significativos niveles de desigualdad entre mujeres y hombres”.

Esos “cambios sistémicos, profundos e irreversibles” que se auspiciaban con la Declaración de Beijing no han sido implementados y cuando cambios ha habido,  simplemente han sido cambios formales y no sustanciales.

Esos cambios no se han dado porque sigue vigente el modelo económico neoliberal de explotación cuyo fin ultimo es la privatización de todos los espacios públicos y sociales, y sigue vigente sobre todo en los países de América latina, Centroamérica y Caribe, el modelo capitalista de explotación de  la fuerza trabajo de los más débiles y de los desprotegidos. Entre ellos, históricamente están las mujeres. Y la perversidad de ese  modelo capitalista de explotación, frio y al mismo tiempo seductor, es que lleva a la paradoja que se reproduce entre los integrantes de la misma clase social y del mismo género, donde son las mujeres que explotan otras mujeres para garantizar sus privilegios de clase.

Sigue vigente, reforzado de elementos supranacionales y de matriz neocolonial este modelo, que si por un lado aboga, vía organismos internacionales, políticas sociales para lograr el empoderamiento de las mujeres y por ende el empoderamiento de la humanidad, en los hechos deja el sistema inmutado.

Porque, hay que decirlo claramente, lo que menos desea el sistema y con eso entiendo los tres centros de fuerza de los que se nutre el Poder, o sea, la Familia, el Estado y la Iglesia, es que la mujer se empodere.

Ese cuento de que la libertad de la mujer es la libertad de la humanidad es nada más que eso, un cuento.

Si la humanidad, y con humanidad yo entiendo el 80% de los habitantes del planeta que son explotados por el otro 20 % se liberara, esa liberación sería uno tsunami de orden mundial que arrastraría con toda forma de opresión, inclusive la opresión de las mujeres.

Así que se dice que todo tiene que cambiar para que todo siga igual.

Y los veinte años  y las palabras vacías  de la Declaración de Beijing están allí a demostrarlo.

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