Azor Jaime: Nostalgia a Montevideo

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Sono felice di pubblicare qui  la poesia dell’amico Azor Jaime,  Nostalgia a Montevideo.
La poesia è stata pubblicata sul Manifesto del 14/9/07 insieme all’articolo di Mariangela Giaimo, La grande notte della nostalgia collettiva.
 
Nostalgia a Montevideo
Nostalgia de los terratenientes (dei latifondisti)
Nostalgia delle 500 famiglie padrone del paese
Nostalgia di quando un peso valeva un dollaro
Nostalgia delle prime lotte studentesche del 60
Nostalgia delle mirabolanti azioni tupamare
contro una oligarchia corrotta ed autoritaria
Nostalgia di un paese produttore di cultura
di scrittori come Onetti, di poetesse come Vilarinio
Nostalgia di Lautréamont, Laforgue e
Supervielle
Nostalgia dei veglioni all’italiana nel teatro Solis
Nostalgia del chivito al pan y del dulce de leche
Nostalgia del buon teatro e dei cantautori
los olimarenios, Jaime Roos, los chalchaleros
Nostalgia di quello che doveva essere e che non fu
Chiedetelo a Mario Benedetti a Eduardo Galeano,
ai sopravvissuti alle torture, al carcere duro,
a quei seimila uruguayani schedati come cittadini di classe C
(quelli di A erano i compiacenti, i B i dubitanti)
Nostalgia della memoria che se n’è andata
con il tempo
che porta via gli uomini onesti e disonesti
Ma il tempo non potrà mai cancellare le ingiustizie,
la corruzione.
Porterà via,
il tempo,
i corrotti, gli oligarchi, i supremi magistrati
compiacenti
ma non cancellerà i peccati
non pulirà le anime
dei distruttori del paradiso terrestre.
 (Azor Jaime)

Victor Jara: Corrido di Pancho Villa

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Pancho Villa

Fui soldato di Francisco Villa
di quell’ uomo di fama immortale
che anche se andava montando una sella
non invidiava la poltrona presidenziale (*)
 
Ora vivo laggiù sulla riva
ricordando quel tempo immortale,
ora vivo laggiù sulla riva
ricordando Villa laggiù a Parral.
  
Io fui uno di quei decorati         
che con il tempo divenne maggiore
nella lotta restammo feriti
difendendo patria ed onore.
  
Oggi ricordo i tempi andati
in cui combattemmo contro l’invasore,
oggi ricordo i tempi andati
di quei decorati di cui fui maggiore.
  
Il cavallo che tante volte cavalcai
a Jimenez raggiunse la morte,
una pallottola destinata a me
il suo corpo attraversò.
  
Nitriva morendo dal dolore
e per la patria dette la vita,
nitriva morendo dal dolore
quanto piansi quando morì.
  
Pancho Villa ti porto impresso
nella mia mente e nel mio cuore
e anche se a volte mi vidi sconfitto
dalle forze di Alvaro Obregón
sempre fui fedele soldato
fino alla fine della  rivoluzione,
sempre fui fedele soldato
che tanto lottò vicino al
cannone.
(Victor Jara)
Traduzione di Annalisa Melandri
(*gioco di parole, silla in spagnolo vuol dire sia sedia che sella del cavallo)
 
 
Fui soldado de Francisco Villa
de aquel hombre de fama inmortal
que aunque estuvo sentado en la silla
no envidiara la presidencial.
  
Ahora vivo alla por la orilla
recordando aquel tiempo inmortal
ay, ay,
ahora vivo alla por la orilla
recordando a Villa alla por Parral.
  
Yo fui uno de aquellos dorados
que con tiempo llego a ser mayor
en la lucha quedamos lisiados
defendiendo la patria y
 honor.
  
Hoy recuerdo los tiempos pasados
que peleamos con el invasor
ay, ay
hoy recuerdo los tiempos pasados
de aquellos dorados que yo fui mayor.
  
Mi caballo que tanto montaba
en Jimenez la muerte alcanzo
una bala que a mi me tocaba
a su
 cuerpo se le atraveso.
  
Al morir de dolor relinchaba
por la patria la vida entrego
ay, ay
al morir de dolor relinchaba
como le lloraba cuando se murio.
  
Pancho Villa te llevo grabado
en mi mente y en mi corazon
y aunque a veces me vi derrotado
por las fuerzas de Alvaro
 Obregon
siempre anduve como fiel soldado
hasta el fin de la revolucion
ay, ay
siempre anduve como fiel soldado
que tanto ha luchado al pie del cañon.
 
(Victor Jara)
 

Luis López Díaz: La maldición del cura

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San Juan Chamula

Miguel Martínez, cura de San Juan,
de soledad se hartó en su iglesia,
sin ruido de plata en su canasto,
moría su anhelo de poder.
Lleno de coraje caminó a Tsajaljemel
Con bravura de cónico hombres.
 
Trató de oscurecer la conciencia iluminada,
despedazando los símbolos sagrados,
acusando que eran obras del demonio,
y así menguar ese eco de unidad:
“Estas figurillas de Cuscat
son símbolo de maldad y muerte,
es un acto de idolatría y sacrilegio”,
gritaba el cura Martínez.‘
 
Los tsotiles dejaron que destruyeran
sus figuras hechas del cuerpo
de la madre silenciosa.
 
¿No es idolatría
la variedad de santos y escapularios de oro
que permanecen inmóviles
en el palacio de rezos?
 
¿Qué piden la Madre Tierra y el Padre Sol
que nos regalan la luz de la existencia?
 
¿No es idolatría que el propio Martínez
exigiera a los tsotsiles la décima parte
de sus esfuerzos de dura jornada?
 
¿Qué pide el viento y el montículo de robles,
pinos y selvas doradas del aire puro?
 
¿No es barbarie
el castigo con ardiente dolor
por la supuesta blasfemia
al elevar como Dios al sol
que no es símbolo de pecado original?
¿Qué pide el río
cuando se desliza en tu cálida piel
y te limpia sin mentiras el cuerpo,
llenándote de energía el espíritu;
mientras al cura le pagas
por el bautismo y te somete el alma?
 
Las afanosas nubes no piden nada,
la madre naturaleza jamás,
No exige ningún diezmo:
porque lo obsequian todo.
 
El cura despertó la ira de los nahuales
y se lanzaron como relámpago
que destruye aún el metal,
así aniquilaron a Miguel Martínez,
católico ángel venenoso,
junto con sus cuatro verdugos.
 
 
Vengo de las tierras altas de Chiapas, de Chilimjoveltic, una comunidad que pertenece al municipio tsotsil de San Juan Chamela, al pie del sagrado cerro de Tsontehuits, ahí vi la luz de mi vida en la helada noche del 13 diciembre de 1981. Gracias al Centro Estatal de Lenguas, Arte y Literatura Indígena (CELALI), cursé el diplomado en composición poética y narrativa en 2003, en la Escuela de Escritores del espacio Cultural Jaime Sabines, SOGEM, de san Cristóbal de las Casas. Coautor del Libro Jowil Yaxinal, Delirio de Sombra, 2005. Ahora sale a los ojos del tiempo: Sbel sjol yo’ onton ik’, Memoria del viento.
Soy una melodía de esos trece acantos por Tsajal jemel.
Por nuestra memoria, canto.                                                                          

                                                                                               (Luis López Díaz)

 

 


Pablo Neruda: Alvarado

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Alvarado, con artigli e coltelli,
piombò sulle capanne, distrusse
il patrimonio degli orefici,
rapì alla tribù la rosa nuziale,
aggredì razze, poderi, religioni,
fu il ricco forziere di tutti i predoni,
fu il falco clandestino della morte.
Verso il gran fiume verde, il Papaloapan,
Fiume delle Farfalle, andò più tardi e portò sempre sangue il suo stendardo.
 
L’austero fiume vide i suoi figli
morire o sopravvivere schiavi,
vide bruciare, nei fuochi accanto all’acqua,
razza e prigione, teste giovanili.
Ma i patimenti non finirono
quando egli volse il passo indurito
verso nuove regioni.

Grande Ismael Serrano

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La traicion de Wendy-Ismael Serrano

Si Peter Pan Viniera.…

“Crescere, crescere e dimenticare ciò che siamo stati. rinunciare alle utopie. Ai sogni che abbiamo avuto da bambini. Dimenticarsi dell’Isola che non ‘c’è e trasformarsi in un perfetto idiota. Questo è il tradimento di Wendy. Per alcuni una legge naturale, per noi marginale.Accendi la luce. Così che Peter Pan non si spaventerà….” I.S.
“Crecer. Crecer y olvidar lo que fuimos. Renunciar a las utopías. A los sueños que de pequeños tuvimos. Olvidarse de NuncaJamás y convertirse en un completo idiota. Esta es la traición de Wendy. Para algunos una ley natural.
Para nosotros innecesaria. Así que enciende la luz. Que Peter Pan no se asustará….” I.S.
 
Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que me sorprenda a oscuras. Por favor, que no dé la luz,
no vaya a descubrir que suelo mentir
cuando juro ser aún ese niño.
Quién le va a contar que la gran ciudad
no dejó ninguno ninguno, ni uno vivo.
Estrellas fugaces, mi más breve instante, respiran el humo,
escuchan el mudo rumor que nace en sus vientres.
Fueron arrojados al acantilado
de la cruel favela,
huyen de las hienas, de escuadrones de la muerte.
Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que se extingan los soles, ¿dónde diablos te esconderás tú?
Mowgly coserá botas en Ceilán,
no escuchará rugir de noche a Bagheera.
Tom Sawyer reirá tras el humo del crack
si en esta redada logra salvar la vida.
Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que nos sorprenda a oscuras, por favor apaga la luz.
Si quieres evitar que en la tempestad
le queme la fiebre de niños ancianos.
Quién le hará entender que al amanecer
cierran con grilletes sus ojos cansados.
Niños que perdí, a los que mentí,
gritan a lo lejos, arañan el hielo de la luz de la mañana.
Niños con espinas, con cuencas vacías,
que te lanzan piedras,
tiñen las sirenas de todas las ambulancias.
 

Virginia Tech di Jack Hirschman

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Sono io il “solitario”,
quello che ha smesso di ascoltare,
quello con la miccia nascosta,
con la morsa cieca del pugno,
con un buco nel cuore,
quello con le armi
che spara a raffica/e uccide perchè, solo perchè,
che ammazza a suo piacimento e, perchè
non restano che i morti,
si uccide,
suicida oltre a tutti gli omicidi.
e ora sai/che effetto fa
un mercato nella vecchia Baghdad,
con le sue vittime
“nel posto sbagliato al momento sbagliato”
e perchè tutto il tuo cordoglio
domani entrerà da un orecchio sordo e uscirà dall’altro, assordante.
 
Jack Hirschman
(Trad. Marina Impallomeni)

Sabiduria — María Guerra

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A México y a mi amiga Monique Camus
SABIDURIA
A los insomnes
a los irremediablemente insomnes
a los que ni el té
ni la pastilla
ni las cien ovejas
les sirven para dormir,
los invito a salir silenciosos
a la plaza
para mirar cómo duermen las
                                                                 palomas
a demostrar que somos inocentes
sabios
porque pensamos
que para descansar
tenemos siglos.
                                
                                                      María Guerra

Silvio Rodríguez, Dr. Honoris Causa Universidad San Marcos Lima

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silviorodriguez concierto

 

SOUNDTRACK

Unicornio

Hoy mi deber era

Por quien merece amor

Como esperando Abril

La canción debe ser siempre sincera

Palabras de Silvio Rodríguez al recibir el doctorado Honoris Causa en la
Universidad Mayor de San Marcos, en Lima.

Dr. Fernando Izquierdo Vázquez, Rector de la Universidad Mayor de San
Marcos.
Profesor Octavio Santa Cruz Urquieta.
Excelencias
Queridos hermanas y hermanos presentes y ausentes.

Recibir este honor de la Universidad Mayor de San Marcos, Decana de América,
excede cualquier reconocimiento que pudiera soñar. El hecho de que tanta
ilustración universal haya pasado por sus aulas, que este premio lo hayan
recibido cubanos como Fidel Castro, Nicolás Guillén y Eusebio Leal, y sobre
todo la certidumbre de que César Vallejo estudió aquí, me hace sentir
usurpador. Muchas veces he proclamado que el autor de “Poemas Humanos” tuvo
un efecto fundacional en mí.

Sé que, según el protocolo de estos actos, ahora me tocaría dar una clase
magistral. Pero sólo soy un cantor popular que, para colmo, siempre ha
tenido claro que practica un oficio que no suele enseñarse, una profesión
sin cátedra. Aunque esto es rigurosamente cierto, para ser más justo debería
agregar que existen al menos regiones de la vida que nos enseñan. La escuela
de un cantor puede comenzar en las tonadas con que nos duermen las abuelas y
con las melodías que escuchamos salir de la cocina mientras nuestra infancia
corretea. Son lecciones todo lo que acontece en los hogares, si es que
nacemos con la fortuna de un techo, y escuelas son las calles, las ciudades,
los dioses y los héroes que nos esperan cuando abrimos los ojos, como
queriendo sellar nuestra suerte.

Hay muchas formas de cantar y todas parecen necesarias, o al menos tienen
sus profetas. Dicen que cada manera está determinada por cierta zona de los
gustos. Pero cantar también es una lucrativa carrera y por eso es parte de
la llamada industria del entretenimiento. Uno de los fines de esta curiosa
forma de producción es fomentar y expandir una música que nos distraiga en
las horas llamadas libres. Para eso fabrican sus canciones y ritmos, que
suelen ofertar cuerpos maravillosos y rostros inolvidables.

Debo admitir que yo también admiro la simpatía y la destreza de esos cuerpos
y que mis pies, que no piensan, pueden marcar compases repetitivos.

Pero mi entendimiento rechaza la fábrica que intenta adicionarme a lo vacío.
Presto atención, sin embargo, a todo el que se toma en serio su trabajo y
trata de hacerlo bien, aún si es un asalariado de la industria del
entretenimiento. Lamento si su entorno no le permite otra forma de
supervivencia que ponerse al servicio de la compraventa.

Pero conozco a otros que han desafiado ese destino y asumen los riesgos de
su libertad. A esos que no ceden al facilismo domesticado son a los que
identifico como familia. Y es que las melodías que tarareaba mi madre, los
sones que bailé en mi juventud, los himnos que aprendí en mi adolescencia y,
en fin, la adoración a la canción en mi país, me hicieron asumir mi oficio
como necesidad, y no he tenido más remedio que cantar como una aspiración
cultural.

También tuve la suerte de tener algunas ideas sobre mundo, antes de sentir
el impulso, la necesidad de cantarlo. Recibí lecciones de mi propio país,
cuando en 1961 se realizó la campaña de alfabetizació n a la que nos sumamos
100,000 estudiantes secundarios. A los 14 años me separé de mi familia por
primera vez para subir montañas y sumergirme en ciénagas, para recorrer
distantes parajes enseñando a leer y a escribir, y a la vez para aprender la
estremecedora lección de los que habían sido olvidados. Pero más que sin
analfabetos, inaugurábamos un país de mujeres y hombres que, con el apetito
del saber abierto, seguían estudiando. Fue entonces que nuestras escuelas y
universidades empezaron a crecer y a multiplicarse. Por eso en 1967, cuando
empecé a mostrar mis canciones, nuestros niveles de escolaridad iban en
franco desarrollo. Haber sido soldado de aquella primera gesta que como lema
llevaba un pensamiento de José Martí: “Ser cultos para ser libres”, y cuya
bandera era el saber sin discriminació n, me hizo pensar que a partir de
entonces ya nada sería igual en Cuba, ni siquiera las canciones.

Una transformació n esencial estaba ocurriendo: la práctica humanista nos
mejoraba como gentes y aquella mejora hechizó cualesquiera que fueran los
propósitos de cada cual. Cuando yo me puse a hacer canciones la ética y la
estética ya eran compañeras. El arte, como parte de la vanguardia
espiritual, pensaba yo, debía esforzarse por estar a la altura de la nueva
realidad. Un poco antes Alejo Carpentier había inaugurado la Editora
Nacional de Cuba y la literatura empezó a circular a precios populares; el
Universo rechazaba la guerra contra Viet-Nam; Casa de las Américas hizo el
Primer Encuentro de la Canción Protesta; eran los años del boom literario,
del Novo Cinema y del Nuevo Cine Latinoamericanos. Varios compañeros de
generación vivíamos lo mismo, habíamos llegado a conclusiones parecidas y
poco a poco nos fuimos encontrando. Nuestras canciones, en un inicio
aisladas por la soledad, empezaron a manifestarse como una corriente juvenil
que primero fue identificada como “trova moderna” o como “trova joven”,
hasta que fue llamada “nueva trova”.

La nueva trova nunca fue un movimiento estéticamente homogéneo y mucho menos
pretendió fundar un estilo musical. Lo primero que nos cohesionó fue tener,
más o menos, la misma edad y el momento social que vivía Cuba, con el que
nos identificábamos. Vivir al lado de un país tan grande y con medios tan
poderosos nos mostraba que era necesario conocer y reproducir nuestras
melodías de antaño, para que las canciones por venir no olvidaran sus
orígenes. Pero lo novedoso es como un pie forzado para las nuevas
generaciones, que siempre llegan con la lógica aspiración de una voz propia.
Quizá por eso la ruptura llamaba tanto mi atención. Nos tocaba ser jóvenes
en un tiempo que también era joven y nuestra sociedad cambiante nos exigía
tanto, que respondíamos con una dolorosa honestidad. Creo que ese
desgarramiento fue la médula de nuestro aporte. En definitiva ¿a qué se le
puede dar crédito en este mundo sino a lo que desafía los abismos?

He leído muchas veces que el compromiso con las aspiraciones de cada tiempo
histórico suele ser sustancial para la expresión artística. Pero esta verdad
natural no se puede interpretar como una directriz, porque corremos el
riesgo de convertir la realidad en su propia caricatura. Lo programático se
muerde la cola, por eso, antes que nada, el arte tiene que ser honesto.
Cuando alguien le preguntó cómo pensaba que debía ser una canción, José
Antonio Méndez, autor boleros eternos como “La Gloria Eres Tú”, con la noble
sonrisa
que lo caracterizaba respondió: Sincera. La canción debe ser siempre
sincera.

Cantar es un arte antiguo y extendido por nuestra diversa geografía.
Posiblemente no exista actividad de nuestros pueblos que no esté reflejada
en alguna canción. Queda mucho por saber de nuestros cantos y ese
conocimiento nos ayudará a saber más de nosotros mismos. El compromiso con
el amor y con la belleza, con lo real y con lo imaginado, y sin dudas con el
reclamo de justicia social que signa nuestra historia, son esencias de la
canción Latinoamericana. Esa suma de virtudes es la que la mantiene viva y
digna. Por eso quiero terminar dando gracias a todos los cantores que
esperan por la simple mención que los salve del anonimato y que han sido y
son paradigmas de nuestras certezas.

Gracias, hermanas y hermanos del Perú, país de cultura dorada, pueblo
generoso que atesora sabiduría, canciones y ejemplos dignos de amor y
respeto, como el del joven poeta inmolado, Javier Heraud. Gracias, hermano
Hildebrando Pérez Grande; gracias, Escuela de Literatura; gracias a este
insigne centro Mayor de estudios, universal al punto de premiar a un
trovador. Por supuesto que interpreto este gesto como un abrazo de pueblo a
pueblo. Lo acepto en nombre de maestros como Sindo Garay y Teresita
Fernández, de la trova cubana de todos los tiempos, de mi aguerrida
generación y muy especialmente en nombre de Noel Nicola, hermano que hace
poco se nos fue, pero que antes nos dejó ejemplares versiones cantadas de la
inmortal poesía de César Vallejo.

Muchas Gracias.
Silvio Rodríguez.

Lima, 25 de Febrero 2007


Gianni Minà premiato al Festival internazionale del Cinema di Berlino.

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“Berlino mi premia, l’italia mi ignora”. Gianni Minà è stato il primo italiano ad essere premiato a Berlino con il “Berlinale Kamera” un ambito riconoscimento che il Festival Internazionale del cinema di Berlino assegna dal 1986 a personaggi del mondo cinematografico per il loro impegno. La consegna del premio  è avvenuta l’11 febbraio presso il Filmpalast. 
 
Grazie a Gianni Minà da parte mia per l’impegno,   la passione e  l’autonomia intellettuale che distinguono il suo lavoro e per la sua  “l’ingovenabilità” di cui fu accusato a Viale Mazzini,   se per “governabilità” si intende il tradimento della verità.
Non tutta l’Italia la ignora Sig. Minà, mi creda…
 
Per ulteriori dettagli il post di Verosudamerica di Antonio Pagliula.

Gladys Basagoitia: Protesta

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Ho ululato per assenza di nostalgia
per vuoto pieno d’amore
ho lacerato il silenzio nel profondo
urlato in versi per coloro che non conosco
anime senza sogni né pace
corpi senza pane
occhi senza futuro
senza frutto né speranza
falciati
arsi nel fuoco disumano
fatti cenere dall’odio
la mia protesta si fonde con la tormenta e
devo lottare per non distruggermi
 
da Di Guerra e di Pace (Acquaforte) Fara Edìtore 2003
Gladys Basagoitia Dazza è nata a Lima in Perú è biologa e vive da tempo a Perugia. E’ stata premiata più volte in Perú, Brasile e Italia in concorsi di poesia nazionali e internazionali: ha pubblicato anche in Argentina, Messico, Stati Uniti, Nicaragua, Portogallo.

Ha pubblicato: La zarza ardiendo (Editorial Thesis, Perú, 1964), Peces Ebrios (Editorial Istituto Cultural Peruviano-Giapponese., 1969, Premio J.M. Arguedas, Lima) Otra vez sobre el viento (Editorial Poemas del camino, Miami, USA 1967) L’infinito amore (Città di Castello, 1986) Donna eros (Quaderni contro l’inverno, Perugia , 1997) Il sorriso del fiume. Racconti d’infanzia e del Perú (Comitato internazionale 8 Marzo, Perugia, 1995) Polifonia, (Edizioni Tracce, Pescara, 2000) Mujer eros (Ediciones Flora Tristán, Lima, 2001) Aguafuerte (Ediciones Flora Tristán, Lima, 2003) Con Reverie ha recentemente vinto il premio Nuove Scrittrici di Pescara: la silloge è stata pubblicata da Edizioni Tracce


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