Don Quijote y Sancho Panza marchan hacia el G8

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Don Quijote y Sancho Panza se están dirigiendo en estas horas hacia Coppito, cerca de L’Aquila, donde está empezando   la cumbre del G8.
Es la singular forma de protesta organizada por el Movimiento No G8 en Italia.
Dos hombres,  acompañados por un burro y un caballo y disfrazados como los célebres personajes de la novela de Cervantes llevarán a los poderosos de la tierra, si lograrán acercarse a la zona roja,  un “edicto de los hombres libres” para demostrar  que las libertades personales y de los pueblos no conocen soberanía limitada. Es una de las muchas protestas pacifícas, organizadas o espontáneas,  que se están llevando a cabo en estos diás en Italia contra la cumbre internacional del G8.
 
Sin embargo, el gobierno del premier Silvio Berlusconi se está caracterizando por una poderosa criminalización de la protesta social con decenas de presos  en todas las ciudades.
Esta postura pero  no ha sido una prerogativa de estos días,  sino un modus operandi que se ha desarrollado desde los meses pasados cuando empezaron las mobilitaciones de los diferentes sectores de la ciudadanía para la discusión de diversos temas internacionales.
Con el intento de mostrar pulso firme ante las protestas que se iban organizando en la isla Sardinia y de ganar confianza antes todas las delegaciones extranjeras de los jefes de estado de todo el mundo  y la inteligencia internacional,  fueron arrestados apenas hace un mes en Roma y otras ciudades de Italia,  algunas personas,  (la mayoría de ellas en edad pensionable),  que fueron liberadas ya los días siguientes sin cargos,  acusadas sin ninguna prueba digna de este nombre  de ententar de reorganizar el grupo armado de las Brigadas Rojas y de tener vínculos con el terrorismo italiano, además de  estar preparando atentados en la Maddalena contra la cumbre del G8, antes que fuera trasladada su organización a L’Aquila, la  ciudad afectada por el terremoto. Lo paradójico fue que las armas encontradas eran unos viejos fuciles de la segunda guerra mundial que algún abuelo partesano  había enterrado en un jardín y que ni siquiera estaban buenos para ser vendidos cómo hierro viejo. Según  las interceptaciones telefónicas algunas de estas personas  tenían la intención de  atacar la cumbre en la isla Maddalena con pequeños modelos de aviones radio controlados. O sea, como un chiste telefónico se pueda convertir en Italia en prueba de terrorismo organizado por  altos niveles.
 
El 5 de julio, en Vicenza , en el norte de Italia, donde hay una base militar estadounidense, más de 10 000 personas se reunieron la semana pasada, protestando en forma pacífica  contra de los planes, autorizados por el gobierno italiano,  de expansión de la misma, que la convertiría en una de las más grandes de Europa.
 
 «Lo que tenemos aquí es la democracia del pueblo. En el G8, hay ocho potencias que quieren gobernar imponiendo su voluntad. Eso no es democracia», dijo Marco Palma, portavoz de los manifestantes, a Reuters. Sin embargo los manifestantes, entre los cuales estaban  mujeres, ancianos, politícos y representantes de la ciudadanía (que en el curso de este año recharó con un referendum no autorizado por el gobierno la expansión de la base) fueron violentemente reprimidos por la policía.
 
Por otro lado, el movimiento de la Onda Anomala (Ola Anómala) que apareció  en el panorama político y juvenil el pasado mes de octubre en contra  de la Ley de Reforma Escolar de la Ministra de la Educación Gelmini,  ha sido en estos días duramente golpeado por la ola represiva del gobierno Berlusconi. Los estudiantes habían participado masivamente   a la anti cumbre del G8 de la Universidad que se desarrolló en la ciudad de Turín el 18 de mayo. En esa ocasión se realizaron marchas y eventos y en unos momentos se producieron enfrentamientos con la Policía. Hubo algunos heridos  y tres detenidos. Sin embargo el 6 de julio, apenas dos días antes del inicio del G8,  la Procuradoría  de Turín, bajo las ordenes del Ministerio del Interior,  ha emitido ordenes de encarcelación  para 21 jóvenes de diferentes ciudades italianas  considerados responsables por los desordenes en Turín.
 
A esa noticia todo el movimiento estudiantil italiano ha respondido en manera conjunta y organizada, contrariamente a los que ipotizaban que estaba ya  demasiado dividido y sin fueza, ocupando diferentes universidades en todo el país, convencidos que las ordenes de aprensión emitidas apenas dos días antes del inicio de la cumbre corresponden a una precisa voluntad de golpear el movimiento italiano anti G8 y criminalizar la protesta social relacionada.
 
La ciudad de Roma ayer estubo paralizada por las diferentes marchas organizadas por la Red anti G8 y por protestas de diferentes sectores de la sociedad civil italiana.
 
Estaban los trabajadores del sector de los transportes frente al Ministerio del Trabajo pidiendo  más seguridad y mejoría de las condiciones laborales, después de la tragedia ocurrida en la estación de trenes de Viareggio, al centro de Italia, donde un tren cargado de gas ha explotado el día 29 de junio provocando la muerte de por lo menos 22 personas y numerosos heridos.
 
Unos  estudiantes y representantes de los movimientos  sociales estaban  bajo las cárceles pidiendo la liberación de los 21 compañeros presos hace dos días.
 
Todos ellos se reunieron en la tarde  en la Plaza Barberini, a pocos metros de la embajada de Estados Unidos. Estaban todos,  estudiantes,  activistas del movimiento anti G8, representantes del sector laboral y de los sindicatos, toda la sociedad civil y política de izquierda, jóvenes y activistas que llegaron  de toda  Europa. La plaza estaba  presidiada por una masiva presencia de fuerzas policiales con las vías de acceso cerradas. Otras marchas no autorizadas en el mismo tiempo se habían organizado en otras áreas  de la ciudad y unos binarios de la estación Termini habían sido ocupados pacíficamente. El Ministerio del Interior sin embargo, junto a el fascista alcalde de Roma Giorgio Alemanno, que ya se había caracterizado por su gestión de  tolerancia cero por  cualquier marcha o manifestación  no previamente autorizada o fuera de los   percursos establecidos, han  reprimido violentemente todas estas iniciativas. Once  personas han sido arrestadas, entre las cuales unos 4 franceses y un griego que habían  abierto una pancarta contra el premier Silvio Berlusconi en la central y turistíca Plaza de España. 
 
La gestión del G8 está lejos de representar el real objetivo  del gobierno italiano. Lo que se está intentando hacer en estos días es acabar con un movimiento que está diciendo contundentemente  NO a las políticas de ”seguridad social” implementadas por el Ejecutivo. Ante un movimiento que está desarrollando su conciencia política después de tiempo de silencio  y totalmente ajeno a los juegos de la politiquería institucional,   hace miedo al gobierno una multitud que pide con firmeza  respuestas ciertas a los grandes de la tierra y a los que gobiernan el país  sobre la crisis, el desempleo, el derecho a la instrucción, a la vivienda, a la salud, sobre el paradigma de desarrollo que se quiere implementar para las generaciones futuras.
Julio, 8 de 2009
 
 

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